En un mundo cada vez más centrado en lo digital y lo inmediato, a veces olvidamos lo valioso que es salir de la rutina escolar para vivir el arte de manera presencial, en lugares donde la historia y la creatividad se entrelazan. El viaje cultural que hemos realizado con el alumnado de 1º y 2º de Bachillerato de Artes a Valencia los días 15 y 16 de octubre no ha sido solo una excursión, sino una oportunidad de aprendizaje que va mucho más allá de los muros del aula.
Este tipo de salidas permiten que nuestro alumnado vea, sienta y experimente el arte en su contexto natural. Valencia, con su vibrante oferta cultural, nos ha ofrecido un entorno perfecto para complementar lo que trabajamos día a día en el aula. El IVAM (Institut Valencià d’Art Modern) y el Centro Cultural El Carme han sido dos de los espacios donde, a través de exposiciones y talleres, nuestro alumnado ha podido conectar directamente con el arte contemporáneo, no solo como espectadores, sino como creadores y pensadores activos. Además, las actividades en estos centros han sido diseñadas para que el alumnado reflexione sobre la relación entre los sonidos, las imágenes y las emociones, desafiando los límites tradicionales del arte.
El aprendizaje fuera del aula ha permitido que los estudiantes se sumerjan en la experiencia artística de manera más directa. Las actividades como los paseos por la ciudad, donde nuestro alumnado ha tenido la tarea de captar en sus cuadernos de artista las impresiones que Valencia les ha inspirado, les han ayudado a observar el entorno con ojos críticos y creativos. Estos apuntes y dibujos no han sido solo una forma de practicar sus habilidades técnicas, sino una manera de conectar profundamente con el espacio que les ha rodeado, enriqueciendo así su comprensión del arte y de su propio proceso creativo.
Salir de excursión no es, ni mucho menos, «perder clase». Es transformar la clase en una vivencia, en una lección que no se limita a las palabras del profesor o a los libros, sino que se amplía con cada paso que dan, cada dibujo que trazan y cada exposición que exploran. Estos viajes permiten que nuestro alumnado explore su propio potencial creativo y adquiera una comprensión más rica y matizada de lo que significa ser artistas en el mundo actual.
Como docentes, sabemos que el arte no se enseña únicamente con teoría; se aprende viviéndolo, observándolo y creándolo. Y esta vez, Valencia ha sido el marco perfecto para que nuestro alumnado del bachillerato artístico, se adentre en este proceso artístico de manera profunda, tanto individual como colectivamente.
Este tipo de experiencias educativas refuerzan no solo los conocimientos técnicos, sino también la sensibilidad artística y cultural del alumnado. Así que, mientras algunos pueden ver estas salidas como un descanso de la rutina escolar, nosotros las consideramos una extensión fundamental del aprendizaje, una forma de crecer como personas y como artistas.
Las artes tienen el poder de transformar nuestra manera de ver el mundo, de expresarnos y de conectar con los demás. En el Bachillerato de Artes, nuestro alumnado no solo desarrolla habilidades técnicas y creativas, sino que también aprende a pensar de forma crítica, a resolver problemas de manera innovadora y a expresarse con autenticidad. Estos viajes culturales, como el que este curso hemos realizado a Valencia, son esenciales para que puedan ver en primera persona el impacto que el arte tiene en la sociedad y en sus propias vidas.
Estudiar Bachillerato de Artes no es solo elegir una rama educativa, es apostar por una formación que valora la creatividad, la libertad de expresión y el desarrollo personal. Las salidas culturales y las experiencias prácticas, como la que hemos vivido, permiten a nuestros estudiantes abrirse al mundo y entender el arte en su contexto más amplio y humano.
Cada pincelada, cada trazo y cada idea creativa es una contribución a la cultura que nos rodea. Fomentar el arte desde la educación secundaria no solo forma futuros artistas, sino también ciudadanos con una visión más rica y consciente del mundo en el que vivimos. Y es precisamente en estas vivencias fuera del aula donde esta formación cobra vida, transformando lo aprendido en algo tangible, emocional y profundamente significativo. Entonces reflexionemos ahora: ¿No es acaso en estas experiencias fuera del aula donde se producen los aprendizajes más profundos y transformadores, demostrando que salir de excursión no es perder clase, sino ampliarla hacia horizontes que el aula no puede ofrecer?
Ana Mangas, Profesora Bachillerato Artístico