Llega el final del mes de mayo y eso para el alumnado de Bachillerato significa muchas cosas. Significa que el alumnado de segundo está (en su mayoría) en los días previos a realizar la prueba PAU que tanto puede definir su futuro para aquellos que quieren empezar el curso próximo estudios universitarios. Significa que atrás han quedado dos cursos en los que poco a poco han ido adquiriendo a través de las distintas materias la madurez que se les exige para afrontar la prueba antes llamada “selectividad” y este año de nuevo PAU (EVAU hasta el curso pasado). Significa también que el alumnado tras mucho esfuerzo ya ha conseguido el título de bachillerato (o está a punto de conseguirlo porque tenga que recuperar alguna materia) y se encuentran preparados para volar lejos del acompañamiento personalizado que han tenido en Escuela IDEO.
Pero hablemos de este acompañamiento personalizado porque es la clave del éxito del equipo de profesionales que trabajan en la etapa, en muchas ocasiones consiguiendo sacar del alumnado con muchas dificultades el máximo.
El primer curso de bachillerato se plantea en muchas materias como una transición entre Secundaria y Bachillerato. El aumento de tareas, pruebas y el nivel más abstracto, más complejo, más profundo que van adquiriendo las asignaturas, requiere del profesorado, de los tutores, del equipo de orientación, en definitiva, de todos los profesionales de la etapa, una sensibilidad especial para que el alumnado no se sienta solo en este reto que a muchos les supone el primer año de esta etapa. Entender que estamos sacando al alumnado de la zona de confort al aumentar la exigencia, necesita de un diseño de actividades atractivo, de unas explicaciones en aula interesantes, pero también de un acompañamiento personalizado y emocional como el que brindamos en Escuela Ideo. Esta diría yo que es la clave para la consecución de los objetivos por tantos alumnos y alumnas que, en muchas ocasiones, vienen a Ideo buscando esta personalización de la educación que no han tenido en otros centros más tradicionales y con una mirada distinta hacia el principal protagonista: el alumnado.
Y después llega segundo de Bachillerato. El temido segundo. Lo más parecido a una Oposición. Segundo se convierte (lo convierte el sistema educativo) en una carrera de fondo donde el tiempo, la cantidad de información teórica a asimilar (siguen siendo poco competenciales las pruebas, a pesar de que se haya iniciado un camino hacia lo competencial) y la presión por titular hacen de este curso un año muy duro para todas las promociones que cada año lo cursan. Pero “juntos” todos los retos, por muy difíciles que sean, son más llevaderos. Y de nuevo, surge el equipo, surge el personal de bachillerato, desde la orientación dedicada específicamente a este curso, como los tutores que realizan una labor imprescindible, o como el resto de profesorado que siempre está ahí para ayudar, para aconsejar, para escuchar, para desactivar crisis, recordando que ese año no fue fácil para nadie y a todos nos habría gustado sentirnos tan acompañados como en Escuela IDEO.
Carlos Higueras, profesor de Secundaria y Bachillerato