En el mundo en que vivimos, rodeados de teléfonos inteligentes, inteligencia artificial y redes sociales, la ciencia está más cerca de nosotros que nunca. Aunque a veces parece algo reservado para laboratorios lejanos o libros complicados, la realidad es que la tecnología nos da herramientas increíbles para aprender y entender la ciencia como parte de nuestra vida diaria.
¿Sabías que en Instagram y YouTube hay científicos y divulgadores creando contenido fascinante? Desde experimentos caseros con cosas que tienes en la cocina hasta explicaciones visuales de fenómenos como los agujeros negros, las redes se han convertido en verdaderos laboratorios digitales. Lo mejor de todo es que son medios que los jóvenes ya conocen y disfrutan, así que, ¿por qué no usarlos para aprender en un entorno más cercano y menos académico?
Por otra parte, estos contenidos ayudan a desarrollar el pensamiento crítico. En Internet circula de todo, desde noticias científicas reales hasta teorías descabelladas y como no parece que vaya a cambiar próximamente, es fundamental aprender a diferenciar entre una fuente fiable y un bulo. Aquí es donde entra la alfabetización científica, que no es otra cosa que saber entender, usar y cuestionar la ciencia. Gracias a herramientas basadas en IA o páginas de verificación de datos, podemos practicar cómo analizar información y descubrir qué es cierto y qué no. Esto no solo es útil para la escuela, sino también para tomar decisiones informadas en el día a día.
Hablando de la vida diaria, ¿alguna vez has pensado en cómo la ciencia está en todo lo que hacemos? Desde enviar un mensaje de texto hasta cocinar pasta, hay principios científicos detrás de cada acción. Incluso entender por qué tu batería se descarga tan rápido puede ser un mini experimento científico. Cuando vemos la ciencia como algo cercano y no parcelado en materias como química, física o biología, empezamos a entender mejor cómo funciona el mundo.
A los jóvenes no les asusta la tecnología y es una puerta de entrada para descubrir la ciencia desde un enfoque práctico y ameno. Así que, la próxima vez que los jóvenes de tu entorno naveguen por Internet, ayúdales a descubrir que pueden usar esas mismas herramientas para convertirte en un experto o experta en el tema que quieran. ¡La ciencia está al alcance de su mano, literalmente!
Marta Balbás, profesora de ciencias secundaria y bachillerato
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