El refranero español dice que “hablando se entiende la gente”. En cualquier proceso pedagógico, la escucha activa es una habilidad esencial como parte del diálogo, pues permite comprender la realidad de las personas con las que compartimos, llegando a acuerdos y tomando decisiones que nos permiten prosperar en nuestros aprendizajes.
En Escuela IDEO, la escucha es una necesidad básica para el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), pues genera un flujo de ideas que permiten comprender el proyecto y dotarlo de sentido. La escucha es el elemento emocional más importante del diálogo pues requiere de empatía y respeto de las distintas formas de pensar y mirar una realidad.
En nuestros proyectos, a través de los roles de aprendizaje cooperativo, dotamos al alumnado de herramientas para favorecer el diálogo de forma que todas las personas sean partícipes del proyecto. Además, es necesario implementar estrategias que favorezcan la escucha activa y fomenten la participación colectiva de los estudiantes. En Escuela Ideo somos conscientes de la importancia de animar al alumnado a preguntar, a expresarse y a llegar a acuerdos. Esta intuición pedagógica tan compartida a veces no es suficiente para favorecer la escucha, sino que es una habilidad que se debe entrenar.
Entonces, ¿qué podemos hacer para entrenar la escucha? Para poner en práctica las habilidades que requiere la escucha podemos implementar prácticas concretas que involucren a todo el grupo y den espacio a cada voz. Esto se puede abordar desde una mirada lúdica, a través de juegos, pero también a través de rutinas de pensamiento-escucha que doten de estructura el proceso. Dos ejemplos de estrategias que permiten generar una rutina de escucha en los diálogos en proyectos o debates pueden ser:
  • Parafraseo reflexivo: cada persona debe dar su opinión construyendo su discurso desde lo que han compartido sus compañeros.

Ejemplo: Como ha dicho mi compañero, es importante que … porque…

  • Técnica resume-añade: cada persona debe tratar de aportar a la conversación construyendo desde lo que se ha hablado previamente a su intervención.
          Ejemplo: Hemos acordado que … pero también deberíamos tener en cuenta que…
Estas estrategias son muy variadas, así como los juegos para practicar o la creación de entornos de escucha como círculos de diálogo o espacios de debate donde aprender a compartir las ideas. Lo importante es asegurar que existe una comprensión del mensaje del otro, de la persona con la que entablo una conversación, respetando que todos podemos participar en la comunidad educativa a la que pertenecemos.
En el caso del ABP, escuchar es esencial. Los profesores tenemos que escucharnos para poder generar propuestas cohesionadas. El alumnado tiene que escuchar las propuestas para poder comprender las tareas que se asignan. Entre el alumnado tienen que escucharse para poder llevar a término los retos que se proponen.
La escucha es una habilidad democrática que se pone en práctica a diario en los procesos educativos, por eso es necesario dar pautas pero también oportunidades de entretenimiento. A lo mejor es buen momento de que cambiemos el refrán para decir que “Escuchando se entiende la gente”.
Y tú, ¿cómo practicas la escucha en tu día a día? ¿Y en tu aula con tu alumnado?
Pablo de Tomás
Maestro de Primaria
Educación Primaria