La didáctica del ámbito STEM tiene algunas particularidades con respecto a otras disciplinas. Aspectos como la gestión emocional del error, el manejo de incertidumbres o la evaluación de procesos más que de productos. En esta entrada se aborda una de estas particularidades, una de estas singularidades de la enseñanza en STEM: la humanización del proceso científico. 

Muchas veces el alumnado se aleja de la ciencia por considerarla fría, por tener cierta resistencia a empatizar con ella. Sin apasionarse, sin emocionarse con lo que uno estudia es muy difícil alcanzar aprendizajes significativos. La emoción guía la atención, refuerza la memoria y ancla la motivación. Si el alumnado no se emociona en la clase de matemáticas o de física no va a aprender. 

¿Cómo se rompe esta barrera? ¿Cómo el docente transmite esta pasión al alumnado con el enlace covalente o el mínimo común múltiplo? Pues lo cierto es que existen muchas estrategias desarrolladas. En Escuela IDEO se utilizan con énfasis las biografías. Antes de introducir un sesudo concepto matemático es muy positivo explicar qué matemática o matemático desarrolló tal concepto: una historia, un cuento que explique el contexto, que descubra a una persona detrás de una ecuación, que detalle las circunstancias y los problemas que se resolvieron con las matemáticas. 

En otras palabras, empezar la clase de matemáticas con un cuento es una excelente estrategia. Si, además, añadimos anécdotas de la infancia y adolescencia de todas las grandes figuras de la historia como Newton, Euclides, Margulis o Hipatia… conseguimos que el alumnado conozca y se reconozca en la vida de estas personas. La identificación con modelos reales hace de la ciencia algo cercano, deja de ser fría y etérea. Descubrir que todas estas grandes figuras fueron adolescentes, como ellos mismos, que enfrentaron sus mismas dificultades, las hace accesibles y es un gran motor de motivación para el alumnado. 

A través de las biografías descubrimos muchos valores compartidos en ciencia: el trabajo en equipo, la tolerancia, la comunicación entre culturas, la importancia de compartir resultados, lo interdisciplinar de STEMEstos valores cargan de emociones a la estructura atómica o a los orgánulos celulares. Pero sobre todo consiguen dar una visión enorme de la ciencia: está para guiar el corazón del ser humano, es el lenguaje mismo del universo, es el más apasionante de los desafíos. Esto es tan cierto como que contar cuentos enseña ciencia.

Jaime Alemany, profesor de Secundaria

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