¿Recuerdas cuando entrabas en clase y el profesorado de matemáticas soltaba la teoría y ponía una interminable lista de ejercicios que tenías que hacer de un día para otro como si te hubieses enterado de algo? Menos mal que las cosas han cambiado, al menos en Escuela IDEO.

En Bachillerato se utiliza una metodología centrada en el alumnado, donde las matemáticas no son vistas como un conjunto teórico, sino como una herramienta para la resolución de problemas reales y el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y creatividad. Se basa en la indagación activa, fomentando que el alumnado descubra por sí mismo conceptos y relaciones matemáticas. En lugar de comenzar las clases con la presentación de fórmulas o procedimientos, se proponen preguntas abiertas o problemas que el alumnado debe explorar, promoviendo la comprensión profunda de los conceptos. 

El trabajo colaborativo es otro de los pilares en las clases. Se organizan grupos pequeños en los que el alumnado trabaja en conjunto para resolver problemas, compartiendo ideas y discutiendo diferentes enfoques. Esta dinámica no solo fomenta la interacción, sino que también fortalece las habilidades de comunicación matemática y permite que cada integrante aprenda de las distintas perspectivas de sus compañeros. En este proceso, el rol del docente pasa a ser el de facilitador, ofreciendo orientación y haciendo preguntas clave para guiar a los grupos sin dar respuestas directas.

La evaluación, lejos de centrarse únicamente en exámenes finales, se lleva a cabo de manera continua y formativa. El alumnado recibe retroalimentación constante sobre su progreso, lo que le permite identificar sus áreas de mejora y ajustar sus estrategias de estudio. A través de proyectos y tareas, se les proporciona rúbricas detalladas que les ayudan a entender lo que se espera de ellos y cómo pueden mejorar su desempeño. Este enfoque fomenta un aprendizaje reflexivo y autónomo.

En Escuela IDEO confiamos en esta metodología y buscamos que el alumnado no solo desarrolle una comprensión sólida de los conceptos matemáticos, sino también habilidades aplicables a la resolución de problemas en contextos reales y en su vida futura.

Raquel Hernández, profesora de Secundaria y Bachillerato