En Escuela Ideo arrancamos un nuevo curso escolar con mucha ilusión, cada vez parece más cerca el final de la pandemia y estamos deseando retomar nuestras actividades y talleres con las familias, nuestras salidas, y en definitiva, haceros más partícipes de lo que hacemos en este espacio que empieza a ser tan relevante en la vida de vuestros hijos e hijas.
Sabemos que los inicios son complicados, la vuelta a la rutina, el final del periodo vacacional y… si, también para muchos de nuestros niños y niñas, el comienzo de una nueva etapa escolar desconocida para ellos en la que es frecuente que se sientan inseguros y necesiten una dosis extra de mimos, afecto y sensibilidad hacia la nueva situación que atraviesan.
En estos primeros momentos puede que a algunos padres y madres les surja la duda de si no debían haber postergado esta incorporación a la Escuela cuando fueran más mayores, más autónomos, o simplemente cuando les vieran emocionalmente más preparados. Pues bien, con esta pequeña reflexión queremos que podáis anticipar todo lo positivo que les espera en la Escuela, y que sin duda sucederá en los próximos meses o está sucediendo ya en este momento, mientras leéis estas líneas.
En la Escuela Infantil aprendemos habilidades para la vida
En los primeros años se fraguan los cimientos de los aprendizajes futuros, por ello nos centramos en el aprendizaje de habilidades y capacidades en los que se anclarán posteriormente contenidos académicos. Nuestros niños y niñas aprenden a conocer y controlar su cuerpo, a experimentar con sus sentidos, a compartir, a disfrutar de “no ser únicos”, a ceder, a intentar controlar sus deseos y sus impulsos (que no siempre es fácil, porque como ya sabéis no es propio de esta etapa)… aprendizajes importantes ¿verdad?
¿Un sitio donde jugar o dónde aprender?
Parece que sí nos divertimos no aprendemos. Pues bien, las neurociencias nos dicen exactamente lo contrario. Para aprender hay que divertirse, para enseñar hay que ser motivador, sorprendente, emocionante. Por eso es tan importante plantear juegos y actividades que les diviertan. Pero además tienen que estar adaptadas a la edad y necesidades de los niños en cada momento, sabiendo porqué las hacemos y qué queremos conseguir con ellas. De esa forma nos aseguramos el aprendizaje, porque en Escuela Ideo sabemos mucho de lo que necesitan y les divierte en cada etapa.
Favorecemos la autonomía, favorecemos la autoestima
En Escuela Ideo sabemos que favoreciendo la autonomía de las niñas y los niños estamos favoreciendo también su autoestima. Porque cuando un pequeño puede hacer algo por sí mismo, sin depender del adulto, se siente capaz, orgulloso de lo que ha hecho y de lo que es capaz de hacer. Por eso evitamos hacer por ellos aquello que saben hacer por sí mismos (no siempre es fácil, la tentación de ayudarles es muy potente…) y por eso les ofrecemos retos adecuados a su capacidad, y además pueden probar, equivocarse, volver a probar… porque en eso consiste aprender.
Y también porque nuestras aulas son espacios de autonomía, donde todo está pensado para que puedan acceder a lo que necesitan sin depender del adulto: los juguetes, los lavabos, los baños, e incluso el agua, para que puedan beber siempre que lo necesiten, porque el agua es muy importante para un buen funcionamiento cerebral.
¿Aprendemos a ser más sociables en la Escuela Infantil?
Es muy frecuente que la sociabilidad sea una de las razones que os han decidido a escolarizar a vuestros pequeños. Pero sorprendentemente estos tres primeros años no es una etapa “social entre iguales” tal y como la concebimos los adultos. Ya que realmente los niños comienzan a compartir juegos tal y como nosotros lo entendemos, casi al final de esta etapa. Hasta entonces desarrollan un juego en “paralelo”. Es decir, están jugando cerca de otros, observando lo que hacen, pero no desarrollando un juego juntos como tal. No obstante sí es una etapa para favorecer aprendizajes sociales y emocionales, y sí, esta es una de las grandes ventajas de la escolarización. Conocer a otros, formar parte de un grupo, integrar sus normas y sus límites, les ayudan a estar en un entorno más seguro y predecible, y también a empezar a superar sus primeras frustraciones, que también es un aprendizaje necesario para el futuro. Porque en la Escuela no todo puede ser para mí, ni siempre de forma inmediata, y estos aprendizajes son los que realmente fundamentan el inicio de la sociabilidad.
En la Escuela comen mejor, se portan mejor…
Esta es una frase que escuchamos todos los años en muchos momentos. Y en muchas ocasiones es acertada, pero no, no hacemos magia. Es frecuente que malos comedores coman mejor en la Escuela o coman alimentos que en casa no prueban. La razón es que en la Escuela la comida es un momento social, en el que disfrutan con sus compañeros y compañeras y en el que todos cuentan con la autonomía que necesitan y tienen como modelo a su propio grupo de iguales. Y también porque para las profes este momento es igual de importante y tranquilo que cualquier otro, sin anticipar lo que van a comer o no, sin que ellos noten la tensión que para las familias lógicamente supone que su hijo no coma.
Y en cuanto a portarse mejor… la realidad es que los adultos también damos nuestra mejor versión en nuestros respectivos trabajos, ¿verdad?.
La Escuela favorece el desarrollo del lenguaje
Porque hablamos, escuchamos, contamos cuentos, realizamos juegos de soplo, tenemos en cuenta los hitos prelingüísticos, cuentan con modelos constantes de lenguaje, y sienten una mayor necesidad de comunicarse.
Y porque exploramos todo tipo de lenguajes, también los artísticos, musicales, etc. de esta forma fomentamos su creatividad sin importar el resultado y disfrutando del proceso.
Acompañamos y favorecemos su desarrollo
Y esta es la parte más importante para elegir escolarizar a un niño, poder aprovechar la cualificación profesional de sus docentes.
Porque los profesionales sabemos cuál es el desarrollo de cada etapa, cómo fomentarlo y qué evitar. Realizamos evaluaciones de desarrollo para saber de qué punto partimos con cada niño y cada niña, y hacemos un seguimiento individualizado para poder acompañarles impulsando a su ritmo su propio proceso personal, sin prisas y sin forzar, estimulándoles de forma individualizada, sin rivalidades ni comparaciones. De este modo crece su autoestima, se van sintiendo orgullosos de sus propios logros y, esta satisfacción personal, les da pie para esforzarse con alegría por conseguir el siguiente hito.
Porque esta es la etapa más relevante en el desarrollo de cualquier persona, porque en ella se están creando los cimientos que deben sostener el resto de sus aprendizajes futuros y contar con el seguimiento de profesionales de la etapa es una buena idea.
Y por último, porque escolarizarles también es una forma de descubrir que hay muchos más entornos, además del familiar, donde son importantes y dónde se sienten queridos.
¡Bienvenidos a un nuevo curso escolar!
Ana Muñoz
Pedagoga especializada en Neuropedagogía El Viaje de Neu
Qué buenos y bonitos valores, se agradece mucho lo que hacéis! 🙂