En los últimos años hemos experimentado un auge en la necesidad de desarrollar una “crianza con apego”. Son muchas las informaciones que tenemos sobre la construcción del apego, pero no todas ellas son fiables o ni tan siquiera señalan cómo se construye realmente vínculos de apego seguro. Así que muchos padres y madres siguiendo ciertas pautas creen estar haciéndolo correctamente, pero no siempre es así.
Las IdeoTertulias pretende esclarecer algunas cuestiones de base y marcar una hoja de ruta para un desarrollo sano del vínculo emocional con nuestros bebés y la gestión emocional de nuestros hij@s.
¿Qué es el apego seguro?
Entendamos entonces que es apego seguro: es un indicador en la interacción satisfactoria durante el primer año de vida (Belsky, Fish & Isabella, 1991; Cerezo, Trenado & Pons-Salvador, 2012).
Los estudios neurocientíficos han demostrado que la experiencia de relación con el entorno socio afectivo próximo (familia) impacta en la arquitectura cerebral del bebé, que se desarrolla de forma acelerada en los primeros 1000 días de vida (85% de su desarrollo total). Por ello, las experiencias de relación con la persona que cuida y protege al bebé favorecen, o no, el desarrollo de su seguridad y su autonomía emocionales.
Los estudios sobre desarrollo emocional han documentado que los niñ@s que en su segundo año de vida han desarrollado seguridad emocional tienen mayor competencia social y menos problemas en regular sus emociones cuando llegan al ámbito escolar.
La importancia del apego seguro
Favorecer el desarrollo emocional de los bebés apoyando a los padres en la crianza es clave para su futura capacidad de aprendizaje.
La ciencia establece clara conexión entre las experiencias tempranas desde el nacimiento con la capacidad de aprendizaje futura, y la salud física y el bienestar mental infantil.
Sabemos de la importancia del apego, puesto que los niñ@s con apego seguro exploran su entorno sin miedo, establecen vínculos de confianza, se regulan emocionalmente, tienen mayor autonomía, son niñ@s que expresan sus necesidades, tienen mayor autoconfianza, etc.
Lo importante entonces en crianza no es qué hagamos, sino cómo lo hagamos. Debemos asegurarnos responder apropiadamente a las necesidades emocionales del bebé y de los niñ@s en etapas de mayor madurez.
Patricia Gutiérrez, psicóloga General Sanitaria, Centro TAP