Soy una profe afortunada. Siempre he pensado que la profesión de docente tiene una importancia soberana sobre el resto de profesiones, pues el buen (o no) hacer de una maestra permite que cualquier persona (alumnado) quiera convertirse en profesional del ámbito o área de conocimiento que sea. Para mí la docencia es la esencia del resto de profesiones.
Se me ocurre pensar en la carta que Albert Camús le escribió a su maestro, cuando le entregaron el premio nobel.
No todo el mundo tiene ese tipo de pensamiento -me refiero al mío-, pues el gremio del profesorado no está lo suficientemente reconocido y valorado, pero vamos a dejar esta reflexión para otro momento, ya que necesitaríamos largos rollos de papel para poder hablar de ello. Corramos un tupido velo sobre este pensamiento, pero considero que a la hora de escribir lo que quiero escribir, no puedo evitar ofrecer un pequeño reconocimiento a las y los maestros que con vocación, dedicación y esfuerzo desempeñan su función, consiguiendo en su alumnado la motivación suficiente para apreciar y valorar la importancia de lo que están haciendo: aprender –en toda la extensión de la palabra-.
El fin de semana pasado, yo fui alumna.
Sí, he de reconocer que, aun siendo profesora, nunca he dejado de ser alumna, ya que el buen ejercicio docente debe tener una formación continua a lo largo de su vida profesional y a mí me gusta ser de las buenas. Además, me gusta ser alumna para no perder la perspectiva. Seguro que me entendéis.
El fin de semana pasado, yo fui alumna.
Fui alumna del profesorado de Escuela Ideo y ¿Sabéis lo que descubrí? Que existen profesionales de la enseñanza realmente buenos, ¡realmente existen!
Asistí a un curso de formación de Escuela Ideo de Gamificación, impartido por una profesora de esta escuela, Laura Cano. Me convertí por un momento en alumna con todos los poros abiertos para poder seguir aprendiendo.
Disfruté de lo que contaba y cómo lo contaba. ¿Sabéis por qué? Porque realmente lo que nos estaba enseñando no era solo en qué consiste la gamificación, sino cómo se puede llevar a cabo en cualquier ámbito educativo. Nos impregnó no solo con sus conocimientos, sino con su experiencia, pues todo lo que contaba ¡lo había llevado a cabo de verdad con sus chicas y chicos en clase! No se limitó única y exclusivamente a “dar la chapa” (en un correcto lenguaje, contarnos un contenido teórico… que en muchos cursos a los que he asistido a veces se convierte en ciencia ficción) sino que nos ofreció un paseo virtual por todas las técnicas y estrategias metodológicas que ella ha sido capaz de crear para motivar e involucrar a su alumnado en el proceso de aprendizaje, convirtiéndoles en auténticas y auténticos protagonistas de su capacidad para aprender.
Me encanta descubrir que este cole no solo tiene profes con vocación que intentan utilizar técnicas innovadoras para motivar a su alumnado, sino que además pueden darnos a conocer este tipo de prácticas, para mejorar nuestra formación como docentes, ofreciéndonos la realidad que se vive en el cole, convirtiendo de esta manera la teoría en práctica real.
Mi más sincero agradecimiento, por dejarme seguir aprendiendo.
Ahora con ganas de asistir al próximo curso de formación de profesorado programado sobre Visual Thinking para el 6 de mayo. ¡Qué ganas!
(María José Álvarez, profesora en la Universidad Autónoma de Madrid)