IDEO, 04/05/16.- Los miembros del Departamento de Orientación y la responsable de Formación de Escuela Ideo tuvimos la oportunidad de asistir el pasado 23 de abril a las I Jornadas de Inclusión y Diversidad organizadas por el Instituto Superior de Formación Psicopedagógica.

Fue un placer poder compartir con otras compañeras y compañeros de profesión el sueño de caminar juntos. Especialmente destacables fueron las intervenciones de los ponentes Luis Torrego y Javier Tamarit, así como las experiencias contadas por miembros del Colegio Brot, el Colegio Gaudem el Centro Padre Piquer y el CEIP Trabenco.

Vernos reflejados en el infatigable camino de querer construir una escuela inclusiva en una sociedad de grandes metas, nos hizo afianzarnos en nuestro ideal. Nos dio fuerza para seguir trabajando desde nuestro pequeño mundo, Escuela Ideo, lugar que se ha convertido en un gran reto que cada día nos lleva a tratar de superarnos, siendo conscientes de que somos participes, a veces protagonistas, de una sociedad que está inmersa en grandes dosis de exclusión, donde las prácticas colectivas de construir en conjunto y de entender el mundo desde una perspectiva horizontal, son una aventura de la que aún participamos muy pocos.

Perseguimos el sueño de crear una escuela donde las diferencias se vivan como fuente de riqueza y no como muros o amenazas. Escuela Ideo tiene cada vez más retos que afrontar; tan solo llevamos dos años de experiencia, de muchos cambios de pañales, pero también de mucha creatividad. Lo increíble, lo inimaginable, es lo que queda por construir, por avanzar y por soñar.

Son las adversidades que nos encontramos las que nos hacen más fuertes. Son las injusticias que vemos las que nos nos fortalecen. Es por esto que estamos convencidos de nuestro camino de inclusión, pero no solo porque sintamos que hay una responsabilidad educativa con y para el alumnado con necesidades educativas especiales, sino porque todas y todos merecemos estar en una sociedad inclusiva, sana e igualitaria, en donde las capacidades de uno complementen las de los otros, en donde las dificultades sean un aprendizaje continuo para el conjunto de las personas que compartan el momento de enseñanza-aprendizaje, educador-educando.

Por esto, en Escuela Ideo sentimos el orgullo de tener prácticas cada vez más inclusivas que nos llevarán a no tener que preguntarnos, ¿los que son menos perjudican a los que son más? o ¿los que son más frenan a los que son menos?

Uno de los invitados nos propuso que contestásemos a las preguntas: ¿Para qué la inclusión?, ¿por qué incluir? ¿cómo incluir? y ¿qué incluir? Nuestras respuestas fueron: Para empoderar, por derecho ético, con colaboración, las capacidades y los procesos del desarrollo humano.

Es difícil encontrar ejemplos que nos hagan entender la importancia de la inclusión, por eso estamos ante un gran molino al que derribar. Pero hay algo que tenemos claro y que da sentido a nuestro día a día a pesar de los momentos de desilusión, de falta de apoyo e incluso, de incomprensión. Estamos convencidos de que no podemos abordar la convivencia y el aprendizaje por separado.

“Sin un buen clima y sin una buena convivencia reduces las posibilidades de éxito de un buen aprendizaje” nos apuntó el Dr A. Martinez. Estamos encontrando espacios donde todas y todos aprendan desde sus capacidades, y esos lugares, esas oportunidades las ofrece el profesorado desde la escuela. Dentro de nuestras prácticas inclusivas destacamos:

  • las agrupaciones heterogéneas de alumnado;
  • los apoyos dentro del aula evitando la estigmatización;
  • la innovación en nuestras prácticas y la mejora desde la cultura de autoevaluación desechando lo que no se ajusta a nuestra realidad y transfiriendo las acciones que son válidas a otros grupos;
  • la formación de familias; la formación del profesorado.

Y de entre todas estas prácticas, destacamos la participación de las familias en la escuela.

Es mucho lo que nos queda por mejorar. Estos son algunos de nuestros retos:

  • Ser capaces (como decía el compañero del Padre Piquer) de saber que no tenemos la solución para todo, y de que en muchas ocasiones tendremos que entrar en el aula decidiendo cada día a quien damos clase, pero que esa práctica nos hará llegar a todas y a todos a entrar en una cultura de aprendizaje cooperativo en el que toda la comunidad llega donde el individuo no es capaz.
  • Mejorar nuestro proceso de acción tutorial y hacerla protagonista de nuestra relación de enseñanza aprendizaje.
  • Ir consiguiendo un ambiente donde alumnas, alumnos, familia y personal de la escuela, nos demos la oportunidad de conocernos y seguir confiando en las prácticas que llevamos a cabo, que nos conducirán a que vayamos aparcando nuestro miedos y sacando lo mejor de nuestras individualidades, encontrándonos en la colectividad y entendiendo el reto de la inclusión.

(Elena Montaña Ruiz, Departamento de Orientación, Escuela Ideo)