El pasado mes de noviembre se realizó en el centro una actividad entre el alumnado de cinco años y los grupos de primero de bachillerato de Escuela Ideo. El objetivo era sacar la filosofía del aula para hacer una aplicación práctica como colofón de las unidades «lógica y argumentación» y «¿qué es la realidad?» Puede parecer que aparentemente estos temas no están directamente interrelacionados entre sí, pero en cuanto indagamos, nos damos cuenta de que uno es necesario para explicar el otro y que las herramientas que aporta uno pueden servir además para comprender el otro.

El egocentrismo que despierta en el periodo de la adolescencia dificulta en muchas ocasiones comprender que la realidad que se percibe, y cómo se percibe, puede estar distorsionada, o sencillamente no encajar con la visión de otros. El sentido de esta actividad no era por tanto sólo lograr hacer una aplicación y un aprendizaje práctico de los contenidos abordados en clase, sino también, lograr una toma de consciencia de que la percepción propia de la realidad no es la única existente y que es, y puede ser tal y como se percibe gracias precisamente a herramientas que aportan saberes como la filosofía.

El diálogo entre ambos grupos transcurrió en torno una ficha basada en los contenidos vistos en Filosofía y que constaba de dos partes: “filosofía para 5 años” y “filosofía en acción”. Como su nombre indica, la primera estaba dirigida a los más pequeños y se trataba de una adaptación de los contenidos de 1º de Bachillerato para estos. Siendo las preguntas realizadas a los niños una orientación, un pretexto, para indagar en su forma de argumentar, ver y comprender el mundo a través de los ojos de sus compañeras y compañeros más pequeños.

La filosofía, –el amor por el conocimiento, por el saber– es una forma de conocimiento que nace más allá de las letras y que se aplica fuera del papel y las aulas.  Incorporar los conocimientos y sus estructuras a nuestro imaginario nos permite crecer emocional e intelectualmente. Nos hace autónomos y nos conduce en la búsqueda de la autosuficiencia. Nos dota de pensamiento crítico. Reflexionar sobre el mundo, su forma y su estructura no es solo una manera de conocerlo, también es una puerta de acceso al conocimiento introspectivo y una herramienta clave para el proceso de aprendizaje.

Tanto mayores como pequeños tuvieron tiempo de palabra y protagonismo en la actividad que permitió que ambos cursos disfrutaran, aprendieran saciando su curiosidad en el breve, pero provechoso tiempo y espacio compartido.