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IDEO, 07/05/18.- Son las nueve y media de la mañana. Los alumnos salimos de la tutoría, en la que nos han informado de las novedades y los eventos del día, y nos metemos en otro aula. Allí esperamos con normalidad a que llegue un profesor, que nos deja un margen de cinco minutos antes de comenzar.
Eso es lo que sí pasa todos los días. Lo que no es tan fácil de explicar es la continuación de los acontecimientos, con mi memoria nublada por todas las cosas que hemos hecho. Eso es porque las primeras dos sesiones de cada día en Escuela Ideo se dedican a algo más que a dar clase, algo que los profesores llaman “proyectos”.
Y la dificultad radica en que en la mayoría de los casos, “proyectos” no tiene un descriptor común. Para nosotros es llegar a clase sin tener ni idea de lo que va a pasar, tan sólo un cuaderno y un boli. Eso es un arma de doble filo, pero hoy me quiero centrar en lo positivo de la mecánica.
En proyectos (y creo que las comillas ya sobran) no aprendemos sobre las asignaturas, sino sobre la vida. Y tal y como lo veo, las primeras son tan sólo una excusa para trabajar con las segundas. Porque lo importante no es aprender acerca de los ángulos de una cámara o aprender a escribir un guión. Lo importante es ser capaz de grabar un corto. Lo importante no es aprender medidas, materiales o vocabulario, sino hacer una goleta. Y así es como quiero definir los proyectos: no como clases con un temario alternativo, sino como un camino, con sus curvas y baches, hacia un objetivo que vamos a cumplir con creces.
Pero no nos anticipemos. Para este blog divulgativo, necesito hablaros del proceso entero, y no sólo del final, porque, como ya he dicho, el proyecto consiste en el camino. Y el efecto sorpresa, porque durante la preparación existe un secretismo casi absoluto. Todos los profesores están reuniendo material, grabando e investigando. Esto es magia en el cole. Y escuchar a los compañeros de otros cursos, que nos dicen cómo su experiencia ha sido tan diferente a la tuya, también.
Pero para decir esto hacen falta ejemplos y recuerdos. Como aquella vez en el proyecto “Dis-utopia” en la que una bola de metal aplastó a nuestro profesor de inglés, ese 21 de octubre de 2015 en el que llegó el Delorean, esa acampada en la que luchamos hasta la muerte para sobrevivir…
Todos los proyectos tienen varias fases. Empezaré con la introducción del proyecto o «Tarea 1». En esta tarea lo normal es que no se aborde directamente el tema del proyecto, sino que se dan instrucciones que te introducen de forma transversal al tema a impartir. Y son cosas que varían mucho dependiendo del proyecto. Algunas veces es simplemente ver una peli, otras veces nos sorprenden con un teatro, otras experimentan con nosotros y en los más sosos simplemente nos dicen de qué va la cosa. Son actividades que a menudo se vuelven inconexas, pero que cumplen su función y la mayoría de las ocasiones pasan a la memoria de la gente. Porque… ¿Quién podría olvidar estar navegando con tu piragua y que de repente te tirase al agua tu tutor?
La segunda tarea suele ser la de investigar y recopilar información. Si vamos a hacer cine, nos convertimos en cinéfilos. Si vamos a defender a la mujer, vamos a hacernos feministas, si vamos a tirar un huevo por la ventana, vamos a hacernos físicos… Es la parte más teórica, en la que recopilamos ideas para el gran producto final y absorbemos conocimiento sobre temas que, por increíble que parezca, tienen relación con las asignaturas. Porque de veras necesitamos aprender medidas y relaciones para diseñar un polideportivo. Pero, como lector atento, te estarás preguntando una cosa: ¿qué es el producto final del que he hablado? Sigue leyendo.
La que yo considero tercera y última parte es aquella en el que ponemos toda la carne en el asador. Cuando han pasado dos semanas (por lo general), nuestras cabezas están a rebosar de información e ideas y tenemos que derramarlas todas sobre una única cosa, sobre un único objetivo. La tarea tres es también un arma de doble filo: Los alumnos estamos prácticamente solos con todo lo que eso implica. Desde idear el concepto, desarrollarlo y construirlo, hasta exponerlo al profesorado y a las familias. Todo depende solamente de nosotros.
Pero eso es un punto crucial de los proyectos, porque ayuda a que salgan algunas cosas que son simplemente impresionantes. Porque una de las cosas más brillantes de PAM (un proyecto que merece una entrada aparte) era ver cómo a cada persona le interesan unas cosas, cómo cada persona trabaja y piensa a su manera. Y salió bien. Porque en una misma actividad, ¿dónde has visto que alguien se grabe escalando, que otro se marque un monólogo digno de TED y otro se haya puesto a hacer beatbox? Y quedó bien. Pero también podemos perdernos en el camino, aunque son las menos veces y aun así los profesores están vigilando que todo vaya bien. Y agradezco que hayan estado pendientes y nos hayan ayudado a mantener la calma y a salir adelante.
Los proyectos han cambiado en estos años. De cuatro tareas han pasado de seis. Los productos finales han cambiado su naturaleza. Pero la esencia se mantiene. Aprender desde la acción, desde la realidad y crear. A partir de la creatividad, adquirir las competencias básicas.
(Javier A., alumno de 4º ESO de Escuela Ideo)
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Enhorabuena Javier, has logrado transmitirme el.reto que suponen los proyectos, muchas gracias por tu esfuerzo
¡Qué bien escribes Javier! Enhorabuena. Sigue haciéndolo no nos dejes con las ganas de leer más artículos, por favor 😉
Gracias Javier por compartir tu visión en el blog. Me ha encantado, enhorabuena y sigue compartiendo!!
Felicidades Javier. Un artículo fantástico ^_^