Hoy 23 de abril celebramos El Día del Libro, una perfecta ocasión para recordaros la enorme importancia que tiene la lectura para vuestros hijos. Los libros son una fuente inagotable de conocimiento y un inmejorable profesor de Lengua ya que, mientras leemos, sin darnos cuenta, maduramos la comprensión lectora, ampliamos el vocabulario, asentamos los conceptos gramaticales y nos ayudan a estructurar la expresión escrita y el discurso oral. Y todo ello a la vez que nos entretienen, nos hacen vivir otras vidas, conocer otras culturas, otras formas de ser, vivir y pensar, en definitiva, a crecer como personas, a ser más flexibles, más sensibles, más humanos… ya sabéis la famosa frase de que “Allí donde se queman los libros se acaba por quemar a las personas”. Es preferible pensar como Borges cuando dijo: “Siempre imaginé que el paraíso es una especie de biblioteca “.

Es importante que fomentéis en casa el gusto por la lectura. Mi consejo, si me lo permitís, es que no les obliguéis a leer libros que no les gusten, que elijan ellos aunque no siempre sea una literatura de calidad, se trata de fomentar la lectura y ya más adelante, se podrá ser más exigente con la calidad literaria. La lectura debe ser algo que les satisfaga y no una imposición que les resulte desagradable.

La lectura ayuda a expandir la capacidad de atención de los niños y mejora su capacidad de pensar con claridad, ya que las historias, al respetar una estructura de principio, desarrollo y desenlace, «ayudan a nuestros cerebros a pensar en secuencias, a vincular causas, efectos y significados», según la neurocientífica Susan Greenfield al diario Daily Mail. La especialista indicó que se debe aprovechar la mayor plasticidad del cerebro durante la infancia, y que cuanto más lean los niños, mejores serán los efectos.

Por otra parte, científicos del Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati, Estados Unidos, -hallaron la evidencia- a través de resonancia magnética- de que los niños de entre tres y cinco años a quienes sus padres les leen desde pequeños, mantienen, cuando escuchan un cuento, una actividad cerebral diferente a aquellos a quienes no les leen. Al propiciar que los niños sean buenos lectores en su juventud y edad adulta, también aumentan, por supuesto, las probabilidades de que disfruten de las consecuencias positivas de la lectura. Estas alcanzan tanto su salud mental -dada la «gimnasia cerebral» que esta actividad representa- como su bienestar emocional, pues la capacidad de empatizar y las relaciones sociales también son mejores, en general, entre las personas que leen.

Por todo ello y mucho más, la mejor manera de abrirles la puerta al mundo de la literatura es que desde muy pequeños les contéis cuentos, todo tipo de historias maravillosas, ellos lo agradecen y lo disfrutan enormemente. Un niño nunca olvida a la persona que de pequeño les leía y contaba cuentos. Si disfrutan con vuestra lectura pronto serán ellos lo que se acerquen a los libros y continuarán el camino iniciado por vosotros.

Los libros tienen poderes mágicos, nos ayudan a entender la vida, nos enseñan a volar, a viajar con la imaginación, nos consuelan en momentos bajos y nos hacen inmensamente felices cuando hallamos tesoros literarios. Animémoslos entre todos a encontrarlos.

Dorotea Noriega

Profesora de Lengua de Primaria en Escuela Ideo