Hace unos fines de semana nos reunimos de nuevo en el curso INCORPORA. Llevábamos mucho tiempo sin formación y teníamos mucho que contarnos. Después de ponernos al día y compartir todo lo que nos había ocurrido en tanto tiempo, iniciamos el trabajo de fin de semana centrándonos en la Atención y la Presencia.

Para empezar a sentir y movilizar nuestro cuerpo hacemos garabatos, nos movemos cómo nos surge, nos desplazamos y vamos poniendo conciencia a nuestra presencia. Para reforzarnos en el trabajo decimos “aquí estoy”.

Una vez hemos dado presencia al cuerpo y puesto atención en el espacio, por parejas, nos damos un masaje de nutrición. En él, nuestra compañera nos ayuda a sentir y a experimentar nuevos movimientos con las extremidades, trabajamos la confianza con la otra persona y nutrimos cada parte de nuestro cuerpo, llenándolo de energía, con toques activadores y movimientos libres. Un gustazo tomar tanta energía de la mano de las compañeras y compañeros, en un ambiente de confianza y atención.

Empezamos poniendo atención, a los pies, a la pisada, mirándonos amablemente y poniendo atención a la respiración. Una vez hemos puesto atención en nuestro cuerpo, practicamos el dar y tomar estando 50% con nosotros mismos y 50% con la otra persona, para ello, puestas en círculo con una mano damos un masaje a quien tenemos al lado y en la otra recibimos un masaje de la persona que tenemos al lado, así pongo atención en lo que doy y en lo que recibo, puedo pedir algo en el masaje que estoy recibiendo y prestar atención a lo que estoy sintiendo. La mayoría nos damos cuenta, con esta actividad, de lo complicado que es prestar atención a nosotros mismo al tiempo que damos.

Después, poniendo siempre atención a las distintas partes del cuerpo, empezamos a movernos realizando movimientos libres y buscando el máximo movimiento de las articulaciones.

Después ponemos atención a los músculos, puede parecer parecido, pero el movimiento cambia, buscamos mover músculos menos comunes, estirar, contraer… lo hacemos libremente, cada persona se mueve según lo que le pide el cuerpo y su atención en los músculos. Más adelante nos fijamos en los huesos, de manera generalizada, los movimientos tienden a ser más basados en el ritmo de la música, con más patrón y fuerza, tenemos la atención en nuestros huesos y parece que para notarlos y darles cabida tendemos a ir a la percusión.

Compartimos estos movimientos poniendo atención con una pareja o en trío, copiamos los movimientos que hace alguna compañera o compañero y los reproducimos con más o menos tono.

Nos movemos poniendo atención a los tres aspectos anteriores (articulaciones, músculos y huesos) parece que ahora todas las posibilidades de movimiento que habíamos experimentado previamente confluyen y se juntan en un único movimiento, con la mirada más amplia.

Por último nos movemos poniendo atención a la piel, es curioso cómo, a pesar de ser el órgano más externos del cuerpo, parece que nuestros movimientos se hacen más íntimos, más recogidos y cada persona se centra en sí misma, buscamos texturas, roces, presiones… experimentamos otra manera de sentir el tacto y el movimiento.

Tras el descanso llevamos todo esto practicado a nuestra realidad del aula, aprovechando la atención que hemos practicado para comprender y empatizar menos con uno de nuestros alumnos o alumnas. Cada persona pensamos en alguien que tenemos en el aula, que tiende a atraer nuestra atención y nos ponemos en su piel, trabajamos la imitación poniendo la atención en todo lo que hemos trabajado durante el fin de semana, imitamos las posturas, el tono, la posición de las articulaciones, el movimiento… lo hacemos por parejas y ambas personas de la pareja imitamos a uno de nuestros alumnos. Así, tras la experiencia y sin haber hablado mucho de esta persona, nuestra pareja nos ofrece “un movimiento-solución” algún ejercicio o manera de moverse que cree le puede ayudar a nuestro alumno o alumna a sentirse mejor en clase, a relacionarse mejor o a seguir mejorando en su proceso.

Una experiencia muy enriquecedora que nos ayuda a empatizar y encontrar soluciones, dejando un poco de lado la cabeza, prestando atención al cuerpo y a lo que éste nos pide.

Ha sido un fin de semana muy completo, donde otra vez hemos visto la importancia de la atención y la mirada, de cómo, muchas veces, saliendo de la cabeza, entendemos mejor la situación y encontramos soluciones más originales.

Equipo Programa Incorpora