IDEO, 27/03/17. Todo fue muy rápido, la movilización, la logística, los avisos, el metro, el cercanías… pero al final llegamos al estudio de Eloy Morales.

Una grata sensación al entrar. La mañana se levantó con nubes grises cargadas de nieve, pero los grandes ventanales del estudio iluminan una estancia cargada de colores.

Eloy, sonriente, nos recibe con esa emoción que refleja en su obra, con esa mirada que dice todo de su pasión por su trabajo, por su obra, por sus cuadros… Y nosotros embelesados ante una obra de 150 x150 en proceso de creación que no podemos dejar de mirar y cuando lo hacemos vamos descubriendo cosas nuevas que nos llenan de preguntas y de las que siempre obtenemos respuestas.

Porque Eloy nos enseña, nos muestra y nos trasmite la importancia del proceso creativo y todo lo que lleva de constancia en el trabajo, en aprender del error, el convivir con la soledad del trabajo en el estudio durante ocho horas diarias, nos transmite con el color en sus rostros, con esas manchas que tenemos ganas de limpiar y trasladar a otro lado porque parece que se pueden tocar… Y es que Eloy nos ha enseñado a mirar, a observar, a relacionarnos con los demás con el poder asombroso de la mirada. Nos ha enseñado a creer en el inmenso poder de las imágenes y sus infinitas posibilidades.

El tiempo pasaba y seguíamos mirando la obra, los cuadernos de bocetos, las pinturas antiguas de las paredes y queríamos que se parara el tiempo. Era el proceso de escuchar al maestro y ver su obra a la vez.

No hemos parado de aprender y de disfrutar.

¡Muchas gracias, Eloy! De la pintura a la fotografía en tu obra hay solo un paso. Gracias por dejarnos ver como la pintura va creciendo poco a poco en las dimensiones que alcanzan tus lienzos.

Seguiremos aprendiendo y poniendo en práctica todo lo que nos has contado.

(Ana Mangas, profesora de Secundaria, Escuela Ideo)