El pasado miércoles 11 de enero tuvimos el placer de conversar y tener en Escuela Ideo a Marta Román Rivas, con la que compartimos una interesante charla sobre el tema: “Camino escolar: un pequeño paso, un gran cambio” sobre movilidad e infancia. Marta es geógrafa y urbanista, y despertó su pasión por la movilidad infantil la lectura de un libro que le llamó la atención sobre el alto porcentaje de niños y niñas que en los años setenta iba sin acompañante adulto a la escuela, el 80% a partir de los ocho años, y cómo dicho porcentaje se da la vuelta en los años noventa y cae al 8% quedando en mínimos.

El análisis de tal situación le ha llevado a intentar entender cómo ha sido posible que precisamente haya sido en el siglo XX, en el llamado “siglo del niño”, cuando la infancia haya perdido la calle. Sobre eso estuvo “despertándonos”. La privatización de la crianza y el advenimiento de la familia nuclear han cambiado los tipos de relaciones de los adultos con la infancia. Lo que antes hacían varias personas (vecinos y vecinas, abuelos y abuelas, comerciantes, etc.) ahora lo asume sólo la familia. Supone un esfuerzo inmenso tener que suplir lo que antes daba una red de relaciones con conciencia colectiva.

Nos propuso la metáfora de la familia nuclear como una central nuclear, sometida a una presión tremenda. También se refirió a las escuelas como “embudos” porque son las segundas que soportan la sobredimensión del encierro de la infancia. En sus palabras: “el colegio y la casa están a punto de estallar. No hay nadie entre casa y escuela, y quien esté es visto como un extraño”, en este caso refiriéndose al camino escolar. Y agrega, “no hemos conseguido la máxima protección de la infancia sino su máxima vulnerabilidad”.

Los proyectos de camino escolar intentar enseñar a dar espacio, autonomía y responsabilidades a nuestros hijas e hijos; intentan crear las condiciones para que ello suceda y sea posible. Cuando favorecemos que los niños y niñas acudan solos a la escuela empiezan a pasar cosas: se ven más responsables, más contentos, tienen un relato propio con cosas nuevas para contar. En el fondo, cuando no dejamos que ello suceda es porque pensamos que “no saben o no pueden”. Marta sostiene que el mejor regalo que podemos hacerles es confiar en ellos y ellas, darles referencias, redes en las que confiar (profesorado, otras familias, vecinos y vecinas, comerciantes), generando gestos de confianza comunitaria porque, explica, las protecciones privadas generan inseguridades colectivas.

Pablo Llobera, nuestro referente de camino escolar (pedibús y bicibús) en Escuela Ideo, recuerda que «el miedo nos lo regalan, la protección nos la venden… y la seguridad la tenemos que construir entre toda la comunidad tomando algunos riesgos de manera colectiva».

Marta ha escrito el libro «¡Hagan sitio, por favor! La reintroducción de la infancia en la ciudad» y «Las alas están en los pies», contando en esta publicación con la colaboración de Pablo Llobera. También podemos verla en la charla «Infancia y movilidad. Toparse con la realidad» de las Jornadas “Ciudades en Bicicleta” celebradas en Madrid los días 9 y 10 de marzo de 2015, organizadas por el Ayuntamiento.