“El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) es un enfoque pedagógico que se centra en el aprendizaje a través de proyectos, de manera que el alumnado aprende de manera activa y colaborativa, para dar respuesta a una pregunta o problema específico”, esto es prácticamente lo único acerca del ABP que se ha tratado en mis clases del grado de CAFYD durante estos cuatro años que llevo estudiándolo. ¿Cuál es la razón para que se trabaje tan poco este enfoque en nuestros años de formación como docentes? La respuesta que se ha dado, por parte tanto de docentes de la universidad como alumnado, ha aparecido en varios de los debates que hemos hecho al respecto: es algo muy difícil de aplicar (prácticamente imposible), para lo cual se requiere una coordinación por parte de todo el profesorado y comunidad educativa, y que lleva consigo una mayor preparación previa para llevarlo a cabo en las clases. Antes de comenzar mis prácticas, y conociendo ya el proyecto de la escuela, en uno de estos debates, en los que salió el tema tan recurrente de la poca posibilidad de llevar a cabo un proyecto educativo que tenga como uno de sus pilares fundamentales el ABP, aporté mi granito de arena dando a conocer al resto de mi clase, cómo se trabajaba en Escuela IDEO, pero aun así, seguían apareciendo trabas, dejando muchas veces de lado los beneficios de su utilización. Ahora, estando de prácticas, me doy cuenta de que todas esas trabas son simplemente excusas que aparecen como respuesta a falta de ganas por innovar y buscar una manera de tener una mayor calidad de enseñanza como centro, diferenciándose así de todos los que se conforman con seguir con los métodos tradicionales.
En el tiempo que llevo en la Escuela, he podido reafirmar lo que ya sabía, y ver cómo se desarrollaban varios proyectos, tanto en la ESO, como en los Ciclos Formativos de Grado Medio (TEGU), o Grado Superior (TSEAS), por lo que esta escuela es un ejemplo muy claro de que no es imposible, quizá difícil (la dificultad no la pongo en duda), pero desde luego no imposible.
Tras esta contextualización, pasaré a explicar el proyecto del que más he podido ser partícipe desde el inicio de mis prácticas, el cual abarca el 2º y 3er trimestre. Este proyecto lo está llevando a cabo actualmente el alumnado de 1º de TSEAS y gracias a él se convierten en los entrenadores y entrenadoras personales de alguno de nuestros profes de la escuela. Como el resto de proyectos que se desarrollan en la escuela, éste lleva consigo varias fases, que desarrollaré a continuación, entre las que se encuentran: idear, diseñar, desarrollar, presentar, y por último, reflexionar. En la primera fase de este proyecto, idear, se acordaron diferentes aspectos acerca del desarrollo del mismo, como pueden ser las agrupaciones (grupos de 2-3 personas), los “clientes” con los que se iba a trabajar, o la forma de comunicación con estos. Además, se decidió que se llevaría a cabo una entrevista para buscar esos perfiles interesantes con sus correspondientes necesidades de entrenamiento, pudiendo ser estas la mejora de la capacidad cardiovascular, la mejora de la fuerza, o la disminución de la masa grasa. A partir de aquí, pasamos a la siguiente fase, diseñar, en la cual se le proporcionó al alumnado una serie de plantillas para la propia entrevista, la valoración de parámetros como test de fuerza o plicometría, y para redactar los objetivos para cada cliente. Una vez diseñado, pasamos a la fase de desarrollo, en la cual se realizaron los diferentes test y pruebas a los potenciales clientes, y se definieron los objetivos, siendo estos aprobados tanto por los clientes como por el propio alumnado. Con estos datos, nuestros personal trainers comenzaron a diseñar la rutina con sus correspondientes ejercicios, teniendo en cuenta un formato determinado. Entrando ya en la fase de presentación, el alumnado le comunicó a los clientes las rutinas planteadas vía mail. Además, como ocurriría en el entorno de trabajo real, se lleva a cabo un seguimiento continuo de las dificultades y la mejora de los clientes con las diferentes rutinas propuestas, de manera tanto online como presencial. Este seguimiento también se lleva a cabo en las sesiones de clase, donde se ponen en común las rutinas propuestas y se genera un debate entre alumnado y profesora acerca de la viabilidad de las mismas o de la manera correcta de presentarlas a los clientes, recibiendo herramientas para conseguir mejoras en estos aspectos. Siguiendo todas estas fases anteriores, se llegará a finales del 3er trimestre a la última fase de reflexión, donde se expondrán los resultados obtenidos con cada cliente, así como los aprendizajes obtenidos con el proyecto, y los aspectos positivos y negativos del mismo.
Como podemos ver con este ejemplo, el ABP se puede aplicar en los Grados Superiores de manera que acercan al alumnado a lo que será su futura acción como profesionales en el ámbito, en este caso, del entrenamiento deportivo, dándoles herramientas de trabajo que podrán usar en un futuro y experiencias que serían muy difíciles de obtener con otro tipo de estrategias de enseñanza
Paula Navas Cordero , profesora de prácticas en la etapa de Ciclos Formativos